La piedra de Luna, siempre te ayuda y defiende

Tal vez es la única piedra capaz de captar los estados de ánimo de las personas y las energías que impregnan un ambiente determinado y manifestarlo cambiando ligeramente de matices. Si la energía que desprende la persona con la que está en contacto es positiva, la Piedra de la Luna siempre muestra unas tonalidades azules o violetas mucho más intensas, con más luminosidad y viveza. Si la energía que desprende la persona es negativa, la Piedra de la Luna pierde su brillo intenso y su luminosidad y se oscurece hasta adoptar unas tonalidades más grises o pardas.
De esta manera detecta nuestra energía, nuestra luz interior, nuestra luminosidad como personas. Cuanto mayor es el resplandor azulado o violeta de la adularia, mayor es la energía positiva que desprende la persona con la que está en contacto. Lo mismo sucede con los ambientes. La adularia es capaz de cambiar sus tonalidades y luminosidad dependiendo del ambiente en el que se encuentre. A mayor energía positiva del entorno mayor luminosidad y colorido.



Así es como esta piedra tan peculiar nos anuncia que algo no funciona correctamente dentro de nosotros o que nos hallamos inmersos en un entorno nocivo. Se convierte de esta forma en un perfecto detector y en un ávido mensajero de señales. Cuando la Piedra de la Luna nos avisa hay que estar alerta. A la Piedra de la Luna no se la puede engañar.

Ella siempre nos ilumina de alguna manera con ese brillo de luz de luna que parece apreciarse reflejado en su superficie. Por eso se piensa que durante las noches protege de las pesadillas y durante el día es capaz también de defendernos de los personajes hostiles que actúan en la oscuridad de la noche. En la India, de donde procede, se pensaba que una vez cada 21 años el Sol y la Luna tenían un vínculo muy especial entre sí y esto daba lugar a que el oleaje arrastrara estas piedras hacia la orilla. Además se la considera una piedra sagrada que otorga buena suerte y era muy apreciada por los enamorados quienes afirmaban que despierta la pasión y la ternura. Por este motivo es muy común que el novio regale a la novia una piedra de estas características el día de la boda. Todavía hoy es un regalo muy valorado por los amantes.

En algunos lugares se la denomina "piedra de la madre tierra" porque protege contra la esterilidad y las dificultades del parto haciendo que las mujeres sean fértiles y los nacimientos felices. En el pasado se la conocía también como "piedra del viajero" y era utilizada como amuleto protector por todos aquellos que tenían que realizar un viaje inseguro y no exento de peligros. De ella se dice también que otorga poder para leer el futuro si se coloca en la boca durante la luna llena y constituye una de las gemas predilectas para inducir trances. Hay quienes la utilizan para evitar la obesidad y parece ser un amuleto bastante utilizado contra el egoísmo. Posiblemente la afirmación más extravagante que se ha hecho de la Piedra de la Luna es aquella que dice que vuelve famoso e invisible a su portador.

La Piedra de la Luna, la que descubre el ánimo, la que capta ambientes adversos y favorables a través de su brillo y luminosidad, es un regalo que la Naturaleza nos hace extraído de una piedra. Actualmente se utiliza mucho en joyería montada sobre plata constituyendo el elemento principal de colgantes, pendientes, collares, etc. Sin embargo cuando adquirimos una adularia atraídos por su belleza también recibimos un poderoso amuleto que nos va a guiar por nuestros estados de ánimo, nos va a prevenir de entornos negativos y va a contribuir a que nos sintamos mejor en aquellos aspectos de nuestra vida en los que tiene la capacidad de actuar gracias a esas facultades tan especiales que posee.