Los Yorubas se encontraron entonces ante un dilema: por un lado deseaban conservar sus creencias ante el temor de que sus dioses manifestasen la "Ira Divina" contra ellos por haber abandonado su fe, y por otro lado si no abrazaban la fe católica serían castigados duramente por el hombre blanco que trataba de imponérsela. Ante la presión de uno y otro lado y con el fin de contentar a todos para poder sobrevivir evitando males mayores, decidieron mezclar los panteones de ambas religiones, Cristiana y Yoruba. Es decir, hicieron una comparación de los santos del catolicismo con sus deidades africanas (orixas), teniendo en cuenta las características de cada uno de ellos para que la fusión fuese lo más adecuada posible. Esto dio como resultado un sincretismo religioso conocido hoy como Santería o Regla de Ocha. De esta manera podían seguir practicando su religión, oculta tras una fachada de catolicismo. Y así contentaban a todos: aplacaban la ira de sus dioses y evitaban los malos tratos del hombre blanco. Exteriormente aceptaron las enseñanzas católicas, pero interiormente seguían practicando su antigua religión.
Las deidades africanas, denominadas orixas, fueron equiparadas a los santos católicos, pero, como ya hemos dicho, no lo hicieron de una forma aleatoria. Tuvieron en cuenta alguna característica de la personalidad o aspecto de la vida de los orixas y los asimilaron a los santo con particularidades similares. Así fue como Santa Bárbara, patrona de los astilleros y los bomberos y protectora de las tormentas, fue identificada con el dios yoruba Changó, dios del fuego, del trueno y del rayo; la Virgen de las Mercedes, protectora de los desamparados, de los afligidos y de los cautivos, sincretizó con Obbatalá, dios protector, justo, misericordioso y amante de la armonía y la paz; Los Ibbeyis, hermanos mellizos en el panteón yoruba se compararon a San Cosme y San Damián, hermanos gemelos del santoral cristiano; y Orixá Oke, dueño de la tierra, la agricultura y las cosechas y patrono de los labradores se miró en el espejo de San Isidro Labrador a quien siempre se le representaba orando mientras dos ángeles realizaban sus tareas en el campo. En unas ocasiones fueron parecidos físicos los que dieron lugar al sincronismo, otras veces aspectos de la personalidad o similitudes de sus vidas.
Esta religión arraigó fundamentalmente en la Isla de Cuba y en otras islas caribeñas como Jamaica, Haití, Santo Domingo y Puerto Rico. También se desarrolló en Brasil y con menor fuerza en otros países de Sudamérica y Centroamérica. Durante el siglo XX se extendió también por algunas zonas de Europa. El origen de la Santería es bastante comprensible. Aquellos hombres fueron arrancados de su patria, de su tierra, de sus hogares y de sus familias para ser convertidos en esclavos. Se les obligó a practicar una religión cuando ni siquiera entendían el español. Era lógico que al ver a los santos católicos en las iglesias los identificasen con aquellos dioses yorubas con los que existía algún parecido. Así es como nació la Santería que posteriormente se fue extendiendo entre personas de diferentes orígenes y razas.