Las esencias son líquidos volátiles muy aromáticos que se extraen de diversas partes de los vegetales: flores, cortezas de los árboles, hojas, frutos, semillas, resinas, oleorresinas, etc. La esencia de espliego o de rosa, por ejemplo, proceden de una flor, la esencia de naranja o de limón, de un fruto y la esencia de pachulí de una hoja. Generalmente se les llama aceites esenciales o esencias naturales. Tienen una composición química muy compleja y algunas contienen entre 50 y 500 sustancias diferentes. La mayoría se disuelven fácilmente en alcohol, éter y en grasas (aceites vegetales y minerales), y más difícilmente en agua. Para obtenerlas se suelen utilizar tres métodos: la expresión, la destilación y la disolución. El resultado es un producto altamente concentrado con los aromas puros y propiedades beneficiosas de aquellas plantas de donde proceden. Se han utilizado a lo largo de todos los tiempos en perfumería por sus aromas, en medicina por sus propiedades terapéuticas y por su sabor, y en las prácticas esotéricas por sus cualidades mágicas capaces de guiarnos fácilmente hacia aquellos fines que perseguimos. El espliego (lavanda), por poner un ejemplo, tiene excelentes facultades en estos tres sentidos. Por un lado sus propiedades medicinales actúan como calmante y tónico nervioso, su aroma es muy apreciado en perfumería, y por último posee una gran eficacia dentro del esoterismo capaz de hacernos conciliar el sueño o ayudarnos a que tengamos claridad en las visualizaciones. Tienen también un uso terapéutico muy extendido dentro de la aromaterapia, tipo de medicina alternativa cuyos defensores piensan que los aceites esenciales tienen un efecto beneficioso sobre el cuerpo y la mente capaces de curar.
La extracción de esencias naturales se practicaba ya en la antigüedad. En Roma, Grecia, China, India, Persia, Egipto y Europa se han utilizado las esencias con fines cosméticos, medicinales, como medio para purificar el ambiente, en los sacrificios y como conservantes en la momificación. En la actualidad se siguen utilizando las plantas y sus esencias para curar enfermedades y como remedios naturales que hacen que nos sintamos mejor. ¿Quién no se ha preparado más de una vez unos vahos de eucalipto para curarse un catarro? O nos hemos tomado una infusión de menta para hacer bien la digestión. De todos es conocido, en mayor o menor medida, las propiedades medicinales de las plantas.
Sin embargo es su lado esotérico y mágico el que aquí nos interesa. Desde este punto de vista, se considera que las plantas y las esencias extraídas de ellas son grandes condensadores de la energía de la Tierra, capaces de trasmitirla al hombre para que la utilice cuando desee modificar estados de ánimo y circunstancias de la vida. Son grandes auxiliadores que nos permiten llegar a un estado de conciencia necesario para conducir adecuadamente nuestras energías hacia el fin deseado. En este sentido todos los pueblos del mundo han utilizado los poderes de las plantas para producir cambios importantes en sus vidas. Son muchas las propiedades mágicas que se encierran en cada una de ellas. Pueden liberarnos de las energías negativas, alejarnos de todo lo nocivo, aportarnos seguridad, y otras muchas más propiedades beneficiosas que detallamos a continuación.