LAS PROFECÍAS MAYA

 
1. La segunda profecía maya sostiene que a partir de de los eclipses los hombres perderían fácilmente el control de sus emociones o bien afianzaría su paz interior y su tolerancia evitando los conflictos. Desde entonces se vive una época de cambios que es la antesala de una nueva era, antes del amanecer es cuando más oscura es la noche. El fin de los tiempos es una época de conflictos y grandes aprendizajes, de guerras, separación y locuras colectivas que generarán a su vez procesos de destrucción y evolución.

2. La tercera profecía maya dice que una ola de calor aumentará la temperatura del planeta, produciendo cambios climáticos geológicos y sociales en una magnitud sin precedentes, y a una velocidad asombrosa.

3. La quinta profecía maya dice que todos los sistemas basados en el miedo, sobre la que esta fundamentada nuestra civilización, se transformaran simultáneamente con el planeta y el hombre, para dar paso a una nueva realidad de armonía

4. La séptima profecía maya nos habla de la reintegración de las conciencias individuales de millones de seres humanos despertará una nueva conciencia en la que todos comprenderán que son parte de un mismo organismo gigantesco. La capacidad de leer el pensamiento entre los hombres revolucionara totalmente la civilización, desaparecerán todos los límites, terminará la mentira para siempre porque nadie podrá ocultar nada, comenzará una época de transparencia y de luz que no podrá ser opacada por ninguna violencia o emoción negativa. Se conformara un gobierno mundial y armónico con los seres más sabios del planeta, no existirán fronteras ni nacionalidades, terminaran los límites impuestos por la propiedad privada y no se necesitará el dinero como medio de intercambio.

Sobre el orden universal, con la comunicación a través del pensamiento, aparecerá un súper sistema inmunológico que eliminara las vibraciones. Se dará una baja de miedo, producida por las enfermedades, al prolongarse la vida de los hombres

La nueva era no necesitara del aprendizaje del contraste inverso producido por las enfermedades y el sufrimiento que caracterizaron los últimos miles de años de historia.