Como ejemplo de uno de los peores casos, el documento destaca la tormenta solar de 1859, conocida como evento Carrington, que provocó el colapso de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Al mismo tiempo, el problema está en que dichos fenómenos son difíciles de predecir. "El evento Carrington llegó a la Tierra en tan solo 18 horas. Lo más probable es que en el peor de los escenarios, desde la observación hasta el impacto pasarán tan solo 12 horas", advierten los autores.
Mientras que es muy difícil adivinar con exactitud qué tipo de impactos podría causar una supertormenta solar, el informe destaca algunas complicaciones que tienen muy altas probabilidades de suceder: cortes de energía, aumento de la radiación para las tripulaciones y pasajeros en vuelo (sobre todo, en las regiones polares), interrupción de sistemas de satélite, incluido el GPS, y fallos en el funcionamiento de los sistemas electrónicos, entre otros.
Los autores del documento admiten que con todos los estudios científicos existe un límite en el conocimiento de cómo se pueden mitigar los efectos del clima espacial. Al mismo tiempo, "el avance de la tecnología y la interdependencia de algunos sistemas significan que en las últimas décadas la infraestructura se volvió más vulnerable a los impactos de las tormentas solares", concluyen.